No siempre puede escoger uno donde vivir, pero en algunas ocasiones, sin escogerlo se puede dar el caso que se tenga la suerte de vivir en un lugar privilegiado.
Donde yo vivo la noche antes de retirarse y dar paso al día, derrama sus lagrimas a modo de rocío. Llora porque pronto llegara el día y con él, el sol que lo inundara todo de una luz inimaginable e inigualable.
El sol lo baña todo de luz y en los dormideros las aves comienzan a desperezar el día. Comienza una algarabía, unos sonidos que lo llenan todo, unas sensaciones que hay que vivir porque cualquier descripción palidece ante su vivencia.
Los primeros rayos de sol disuelven las lagrimas de rocío que derramo la noche y poco a poco se levanta una bruma, una neblina que cubre la marisma. Entre la niebla, como espíritus guardianes, los flamencos, las cigüeñas e innumerables especies de anátidas se desperezan y comienzan sus cotidianos quehaceres.
Las yeguas, habitantes ancestrales de estas tierras te miran con curiosidad mientras dejan que los rayos de luz calienten sus cuerpos enjutos de lidiar con la marisma.
Los ciervos pastan en la vera mientras las garcillas observan atentas para aprovechar la menor ocasión y procurarse un buen desayuno.
Los gamos se perfilan a contraluz en los lindes de la marisma, aquello que en Doñana viene a llamarse “la vera”.
De repente, una algarabía, un batir de alas, un sonido ensordecedor, un espectáculo de color, una danza sincronizada…
… y al instante siguiente todo ha acabado.
#Doñana infinita
Marismas, aves, #lasyeguasydoñana, vacas, la vera, y mientras, unos viejos ecualiptos como testigos silenciosos …
… y al fondo, muy al fondo, la serranía de Cadiz. Porque Doñana es casi infinita y en ella caben muchas cosas.
!!!Así amanece en mi tierra¡¡¡
!!!Así amanece en Doñana¡¡¡