Tras estos días de copiosas lluvias, esperábamos que los saltos de agua del nacimiento del Hueznar estuvieran bien cargados de agua, pero cual fue nuestra sorpresa que después del madrugón y el montón de kilómetros que nos metimos entre pecho y espalda, el rio no llevaba mucha agua.
No obstante, pudimos hacer un poco el cabra y, una vez calados los filtros, colocar el trípode en medio del rio para hacer algunas tomas.